dijous, 5 de juny del 2008

Flores de plástico

Entro despacio, había pasado muchas veces por delante pero nunca tuve el valor de entrar porqué me sentia tonta, yo sabía que allí no iba a reencontrar a nadie.
Lentamente empezé a observar aquellos altos muros, con vidrios o marmoles que tapaban sacos de polvo.
En muchos compartimentos encontrabas un retrato, de aquello que en ese momento solo era polvo.
Todo muy coloreado, me parecio estraño, creía que era un sitio muy abandonado. Al acercarme más me di cuenta de que estaba en la certeza, y es que las flores de plástico no se pudren.

Se lo que buscaba allí, aunque esquibaba todo lo que podia para no encontrarme ese nombre. Peró lo encontré. Y me arrodillé.
No recé. Pero pedí con todas mis fuerzas que él no fuera a parar allí aún. Quería seguir discutiendo con él, quería seguir diciendole que era un crío.

Simplemente sé que si las palabras se las lleva el viento, con los sentimientos pasa lo mismo, y con los recuerdos.

Siempre me han dado cierta angunia las flores de plástico, hoy a sido el remate. Porqué no hay nada más melancolico que un cementerio adornado con el olvido.